lunes, 10 de junio de 2013
“Curso de lingüística general“; Saussure. (resumen)
* Lenguaje: es una institución actual producto del pasado, implica un sistema establecido y una evolución. Tiene un lado social y un lado individual. No entra en ninguna categoría de los hechos humanos. Pertenece a los dominios físico, fisiológico y psíquico. No puede ser el objeto de la lingüística porque, sea cual sea el punto de vista adoptado, el fenómeno lingüístico presenta dos caras que se corresponden.
* Lengua: parece ser lo único susceptible de definición autónoma, y por eso la toma como objeto de la lingüística. Es la parte social del lenguaje, un conjunto de convenciones necesarias adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de la facultad del lenguaje en los individuos. Es una unidad en sí, sistema de expresión compleja.
La lengua es un sistema gramatical virtualmente existente en los cerebros de un conjunto de individuos; existe solo en la masa. Es un sistema de valores puros conformados por las ideas y los sonidos. Es un tesoro depositado en la práctica del hablante.
La lengua puede representarse como una serie de subdivisiones contiguas marcadas a la vez sobre el plano indefinido de las ideas confusas (A) sobre el plano indeterminado de los sonidos (B).
- Caracteres de la lengua.
La lengua es un objeto bien definido en el conjunto de los hechos del lenguaje; se la puede localizar en la porción del circuito donde una imagen se asocia a un concepto.
La lengua es un objeto que se puede estudiar separadamente.
La lengua es de naturaleza homogénea y concreta.
* Habla: es la parte individual del lenguaje. Es un acto de voluntad e inteligencia.
* Signo: unidad lingüística, componente de la lengua. Entidad psíquica de dos elementos que están íntimamente unidos y se reclaman recíprocamente. Es una combinación de un concepto (significado) y de una imagen (significante).
- Principios del signo:
El signo lingüístico es arbitrario: el lazo que une al significado (concepto) con el significante (imagen) es inmotivado, no guardan ningún lazo natural entre sí.
El significante posee carácter lineal: por ser de naturaleza auditiva, se desenvuelve en el tiempo únicamente, y tiene sus caracteres: representa una extensión mensurable en una sola dimensión, en una línea.
* Valor lingüístico: la colectividad fija valores cuya única razón de ser está en el uso y en el consenso generales.
El valor lingüístico considerado en su aspecto conceptual (concepto - significado): es la propiedad que tiene una palabra de representar una idea. Refiere a la diferencia, a la definición negativa por sus relaciones con otros términos del sistema. Un término es lo que los otros no son.
Están constituidos por:
Una cadena desemejante susceptible de ser trocado por otro cuyo valor está por determinar. Por ejemplo: una moneda de un peso por un kilogramo de pan.
Casos similares que se pueden comparar con aquella cuyo valor está por ver. Por ejemplo: una moneda de un peso por diez monedas de diez centavos.
El valor de un término está determinado por sus relaciones con los otros valores similares, y sin ellos su significación no existiría. La parte conceptual del valor está constituida por sus conexiones y diferencias con los otros términos de la lengua.
El valor lingüístico considerado en su aspecto conceptual refiere a las diferencias. Por ejemplo: tibio es lo que no es ni frío ni caliente.
El valor lingüístico considerado en su aspecto material (imagen acústica - significante): las palabras se distinguen entre sí por sus diferencias fonemáticas, que son los que llevan la significación. Un fragmento de lengua está fundado en su no - coincidencia con el resto.
El valor lingüístico considerado en su aspecto material refiere a las diferencias fónicas. Por ejemplo: la letra T no es ni la letra E ni la letra F.
El valor lingüístico considerado en su totalidad: en la lengua no hay más que diferencias, solo diferencias conceptuales y diferencias fónicas resultantes de ese sistema, pero decir que en la lengua todo es negativo solo es verdad en cuanto al significante y al significado tomados aparte; en cuanto se considera al signo en su totalidad, se haya una cara positiva.
El afrontamiento de cierto número de signos acústicos con otros cortes hechos en la masa del pensamiento, engendra un sistema de valores, el cual constituye el lazo efectivo entre los elementos fónicos y psíquicos en el interior de cada signo.
Además, cuando se comparan dos signos entre sí si se establece un hecho positivo, ya que, dos signos no son diferentes, solo son distintos.
* Relaciones y diferencias entre términos: se despliegan en dos esferas distintas, cada una generadora de cierto orden de valores.
Relaciones sintagmáticas: en el discurso, las palabras contraen entre sí relaciones fundadas en el carácter lineal de la lengua en virtud de su ordenamiento, excluyendo la posibilidad de pronunciar dos elementos a la vez. Los elementos se alinean uno tras otro en la cadena del habla.
Las relaciones sintagmáticas son relaciones entre signos en presencia. Sus caracteres son: orden de sucesión y número determinado de elementos.
El sintagma se compone de dos o más elementos consecutivos presentes en un mismo espacio, en el cual un término solo adquiere su valor porque se opone al que le precede y al que le sigue.
Relaciones asociativas (paradigmáticas): fuera del discurso, las palabras que ofrecen algo de común se asocian en la memoria, formando grupos en el seno de los cuales reinan relaciones diversas.
Las relaciones asociativas entre signos en ausencia. Sus caracteres son: orden indeterminado y número indefinido (esta característica puede faltar).
“Fundamentos del lenguaje”. Jakobson. (resumen)
- La afasia como problema lingüístico.
Si la afasia es un trastorno del lenguaje, según sugiere el propio término, entonces todo intento de descripción y clasificación de los síntomas afásicos debe empezar por preguntarse cuáles son los aspectos del lenguaje alterados en las diversas clases de afasia.
La lingüística trata del lenguaje en todos sus aspectos: del lenguaje en acto, en evolución, en la etapa de su formación, y del lenguaje en trance se descomposición.
La afasia es un trastorno del lenguaje que provoca una desintegración de la trama sonora; esta disolución, empobrecimiento, sigue un orden regular. La regresión afásica es un espejo de la adquisición de los sonidos del habla por parte del niño, mostrando el desarrollo de éste a la inversa. La comparación del lenguaje infantil y la afasia permite establecer ciertas leyes de implicación.
- El carácter doble del lenguaje.
El hablar supone seleccionar determinadas entidades lingüísticas y combinarlas en unidades de un nivel de complejidad más elevado. Eso se ve claramente a nivel léxico: el hablante selecciona palabras y las combina formando frases de acuerdo con el sistema sintáctico del lenguaje que emplea, y a su vez las oraciones se combinan en enunciados; pero el hablante debe escoger del repertorio léxico las palabras que tienen en común con la persona a quien se dirige. Así, hablante y oyente disponen, más o menos, del mismo fichero de representaciones prefabricadas (código común entre los participantes); el acto de hablar requiere para ser eficaz que aquellos que intervienen en él utilicen un código común.
Los hablantes combinan los elementos lingüísticos según dos modos: concurrencia de entidades simultáneas y concatenación (encadenamiento) de entidades sucesivas. El código del lenguaje limita las posibilidades de combinar un fonema con otras formas que lo sigan y/o le preceden. Por lo regular, el hablante es un usuario, no un acuñador de palabras. El significado de la locución no puede deducirse de la suma e los significados de sus elementos consecutivos léxicos: el todo no es igual a la suma de las partes.
Los signos lingüísticos se disponen de dos modos:
Combinación: los signos están formados de otros signos constitutivos y/o aparecen unicamente en combicacion con otros signos. Toda unidad lingüística sirve a la vez como contexto para las unidades más simples y/o encuentra su propio contexto en una unidad lingüística más compleja. Combinación y contextura son dos caras de la misma operación.
La combinación es en presencia: se apoya en dos o más términos presentes en una serie efectiva. Relaciones sintagmáticas de Saussure.
Selección: la opción entre dos posibilidades implica que se puede sustituir una de ellas por la otra, equivalente a la primera bajo un aspecto, diferente de ella bajo otro. Relaciones asociativas (paradigmáticas) de Saussure.
La selección une términos en ausencia en una serie mnemónica virtual. Relaciones asociativas.
La selección refiere a entidades asociadas en el código, mientras que, en el caso de la combinación, las entidades a que se refiere se hallan asociadas al mensaje y al código o solo al mensaje.
El receptos percibe que el enunciado (mensaje) es una combinación de partes constitutivas (frases, palabras, fonemas, etc.) seleccionadas de entre el repertorio de todas las partes constitutivas posibles (código). Los elementos de un contexto se encuentran en situación de contigüidad, mientras que en un grupo de sustitución los signos están ligados entre sí por diversos grados de símil arridad y el núcleo común de los términos.
Para interpretar un signo hay dos referencias: el código y el contexto. Los elementos constitutivos de un mensaje (enunciado) están ligados necesariamente con el código por una relación interna y con el mensaje por una relación externa. El lenguaje emplea ambos modos de relación.
* El trastorno de la semejanza.
Los afásicos con trastorno de la semejanza poseen una selección y sustitución deficiente, con relativa estabilidad de la combinación y contextura. El contexto constituye un factor indispensable y decisivo.
Poseen facilidad para completar palabras o frases y para mantener una conversación, pero les es difícil iniciar un dialogo o entender un discurso cerrado como el monologo. Cuanto más dependan sus palabras del contexto más éxito tendrán en sus esfuerzos de expresión. Se encuentran incapaces de articular una frase que no responda ni a una réplica de su interlocutor ni a la situación que se les presenta.
Las palabras dotadas de una referencia inherente al contexto (pronombres, adverbios pronominales) y las que solo sirven para construir el contexto, tienen grandes posibilidades de sobrevivir.
Las palabras menos afectadas por la enfermedad serán las que más dependan de otras de la misma frase, y las que más se refieran al contexto sintáctico.
En este caso patológico, una palabra aislada carece de significado, no significa otra cosa que “bla, bla, bla”. algunos afásicos tienden a reemplazar variantes contextuales de una misma palabra por diferentes términos, cada una de las cuales es específico para un entorno dado.
Hay una pérdida del metalenguaje, es decir, de la capacidad de interpretar un signo a través de otros de la misma lengua. Su idiolecto (forma de hablar de un determinado individuo en un momento dado) se convierte en la única realidad lingüística. El habla de los demás no constituyen mensajes que se le dirigen en su sistema verbal.
La metonimia se basa en la contigüidad y, por eso, es empleada con frecuencia por los afásicos con deficiencias selectivas.
Ejemplo: un signo (tenedor) que suele aparecer con otro (cuchillo) puede usarse en lugar de éste último).
Cuando la capacidad de efectuar selecciones está seriamente dañada y se conserva, al menos parcialmente, la facultad de combinación, entonces la contigüidad determina la totalidad de la conducta verbal del paciente, dando lugar a un tipo de afasia llamada trastorno de la semejanza.
* El trastorno de la contigüidad.
Los afásicos con trastorno de la contigüidad poseen una combinación y contextura deficiente, con relativa estabilidad de la selección y sustitución. La facultad de combinar entidades lingüísticas simples para constituir otras más complejas se altera.
Se altera la capacidad de contextura: se disminuye la extensión y variedad de las formas, se pierden las reglas sintácticas que disponen las palabras en unidades superiores. El orden de las palabras se vuelve caótico y desaparecen los vínculos de la coordinación la subordinación gramaticales.
El modo de expresión es el estilo telegráfico, a lo tarzan. Se conservan enunciados de una sola frase y en frases de una sola palabra, se manifiestan en enunciados infantiles.
Utilización de la metáfora, ya que se utiliza la semejanza: “decir lo que es una cosa es decir a qué se parece”. El paciente maneja la semejanza y cuando identifica algo lo hace de modo metafórico.
Cuando la capacidad de efectuar combinaciones está seriamente dañada y se conserva, al menos parcialmente, la facultad de seleccionar, entonces la semejanza determina la totalidad de la conducta verbal del paciente, dando lugar a un tipo de afasia llamada trastorno de la contigüidad.
TRASTONO DE LA SEMEJANZA
* Alteración de la facultad de selección y sustitución.
* Deterioro de operaciones metalingüísticas.
* Supresión de la relación de semejanza.
* Utilización de la metonimia.
* Deficiencia de la capacidad de sustituir palabras en el orden del paradigma.
* En casos avanzados, se utiliza el vocablo “cosa” o “coso” para designar casi todo.
* Se mantienen, sin deterioro aparente, los eslabones o conexiones en el sintagma (y, con, entonces, o, luego).
TRASTORNO DE LA CONTIGUIDAD
* Alteración de la facultad de combinación y contextura.
* Deterioro de la jerarquía de unidades lingüísticas.
* Supresión de la relación de contigüidad.
* Utilización de la metáfora.
* Habla a lo tarzan.
* Deficiencia de la capacidad de combinar los elementos seleccionados en un sintagma organizado.
* Disminución de la variedad y extensión de las frases.
En la conducta verbal normal, el discurso engendra dos procesos continuamente: desarrollo metafórico, debido a la semejanza, y desarrollo metonímico, debido a la contigüidad.
“Estructuras elementales del parentesco”; Levi Strauss. (resumen)
¿Dónde termina la naturaleza? y ¿dónde empieza la cultura? En todas partes donde se presente la regla sabemos con certeza que estamos en el estadio de la cultura. Lo constante en todos los hombres escapa necesariamente al dominio de las costumbres, de las técnicas y de las instituciones por las que sus grupos se distinguen y oponen. Todo lo universal en el hombre corresponde al orden del a naturaleza y se caracteriza por la espontaneidad, mientras que todo lo que está sujeto a una norma pertenece a la cultura y presenta los atributos de lo relativo y de lo particular.
La prohibición del incesto presenta los dos caracteres en los que reconocimos los atributos contradictorios de dos órdenes excluyentes: constituye una regla, pero la única regla social que posee, a la vez, un carácter de universalidad.
La regla del incesto al mismo tiempo que social es presocial en dos sentidos: por su universalidad y por tipo de reglas que impone. Expresa el grado máximo de naturaleza del hombre y atestigua la supervivencia de los instintos.
Tres tipos de Explicaciones de la prohibición del incesto:
I. Doble carácter de la prohibición: Para Morgan el origen del incesto es natural y social al mismo tiempo, pero en el sentido de ser el resultado de una reflexión social sobre un fenómeno natural. Sería una medida de proteger a la especie de los resultados nefastos de los matrimonios consanguíneos.
Para Westermarck y Haveloock Ellis su explicación tiende a eliminar uno de los términos de la antinomia entre los caracteres, natural y social, de la institución. La prohibición del incesto no es más que la proyección o el reflejo, sobre el plano social, de sentimientos o tendencias para cuya explicaciones solo es necesario considerar la naturaleza del hombre, (horror al incesto) La repugnancia frente al incesto se explica por la influencia negativa de las costumbres cotidianas sobre la excitabilidad erótica.
En este grupo (Durkheim, Mc lennan, Spencer) se ve en prohibición del incesto una regla de origen puramente social cuya expresión en términos biológicos es un rasgo accidental y secundario.
En conclusión, la prohibición del incesto no tiene origen puramente cultural, ni puramente natural, y tampoco es un compuesto de elementos tomados en parte de la naturaleza y en parte de la cultura. Constituye el movimiento fundamental gracias al cual, por el cual, pero sobre todo en el cual, se cumple el pasaje de la naturaleza a la cultura. Contiene la universalidad de la naturaleza y la regla de la cultura. Muestra la relación entre lo social y lo natural del hombre y no corresponde ni a una cosa ni a la otra sino que constituye un vínculo entre ambas.
“Caso Juanito” (resumen)
Para Lacan, la fobia es un cuadro que surge como respuesta, por parte del niño, a una carencia en la intervención interdictaría del padre.
A pesar de todo el amor del padre, de toda su amabilidad, no hay Padre Real, por lo que, la relación con la madre no encuentra salida. Además, interviene otro elemento real: su propio pene, el cual empieza a moverse y el niño empieza a masturbarse.
En situaciones normales, las relaciones niño - madre - falo son reordenadas a partir del Complejo de Castración, es decir, a partir de la intervención del padre en dos niveles: como padre imaginario, privando a la madre del niño - falo, y como padre real, castrando al niño. Ero en el origen de la fobia hay una doble carena:
No opera la privación: un padre imaginario que opere como agente agujereando el cuerpo de la madre, y posibilitando la instalación del significante falo simbólico.
No opera el padre real como agente de la castración y como sostén del significante Nombre del Padre en su accionar metafórico respecto al significante Deseo de la Madre.
La fobia resulta así un intento de reelaboración de elementos imaginarios para convertirlos en suplencias simbólicas de los significantes faltantes.
Juanito es un niño inquieto, divertido, alegre y gran observador. Mira, investiga, pregunta y arriba a sus propias conclusiones. Se interesa mucho sobre lo que él llama “hace-pipí”, al que encuentra en todos lados.
Desencadenamiento de la crisis: ¿qué es lo que cambia, si no ocurre nada crítico en la vida de Juanito?. Lo que cambia es que su pene empieza a convertirse en algo muy real.
Lógica del caso según los acontecimientos:
El niño ocupa un lugar imaginario relativo al Deseo de la Madre. Se encuentra en un estado de pura pasividad. Es una captura imaginaria que lo atrapa en la trampa del Deseo de la Madre.
Ante la emergencia del pene real, Juanito cambia de registro, siendo “expulsado del campo imaginario”. Desde el momento en que existe también como real, se imaginará como fundamentalmente distinto de lo deseado, y en esta medida, expulsado del campo imaginario.
Este es el momento de la emergencia de la angustia, correlativa al momento de suspensión del sujeto.
Aquí tendría que haber intervenido al Padre Real, pero como no lo hace, Juanito recurrirá al artificio de la fobia para resolver varios cuestiones:
Hacer ingresar en la escena al caballo, como sucedáneo del padre.
Transformar la angustia en “miedo al caballo”.
Reordenar el espacio de la realidad.
La fobia introduce en el mundo una estructura. Hasta ese momento, el niño estaba en el interior de su madre, acabo de ser rechazado, o se lo imagina, está angustiado, y entonces, con ayuda de la fobia, instaura un nuevo orden del interior y del exterior, una serie de umbrales que se ponen a estructurar el mundo.
Desde Freud: el niño desea a la madre, y odia al padre por obstaculizar el vínculo con la madre. Como existe una relación ambivalente de amor / odio hacia el padre, la fobia resuelve el conflicto de ambivalencia al desplazar sobre otro objeto (caballo) el odio.
Desde Lacan: el niño es deseado por la madre. El padre, al intervenir entre el niño y la madre, no es rival, sino interdictor, posibilitando con su accionar el surgimiento del deseo en el niño.
“La organización genital infantil”; Freud (Resumen)
La afirmación de que la primacía de los genitales no aparece aún establecida en el temprano periodo infantil, no satisface ya por completo.
Si bien en la vida sexual infantil no llega a establecerse una perfecta síntesis de los instintos parciales bajo la primacía de los genitales, el interés dedicado a ellos y a la actividad genial adquiere, al alcanzar el cuero evolutivo de la sexualidad infantil su punto más alto, una importancia predominante poco inferior a la que logran en la madurez.
En la organización genital infantil se haya la diferencia más importante con la del adulto: el sujeto infantil solo admite un órgano genital, el masculino, para ambos sexos; existe una primacía del falo.
El niño percibe las diferencias externas entre hombres y mujeres, pero al principio no tiene ocasión de enlazar tales diferencias a una diversidad de sus órganos genitales. Atribuye a todos los demás seres animados, hombres y animales, órganos genitales análogos a los suyos y llega hasta buscar en los objetos inanimados un miembro igual al que él posee. Este órgano fácilmente excitable ocupa en alto grado el interés del niño y plantea continuamente nuevos problemas a su instinto de investigación.
En el curso de sus investigaciones el niño descubre que el pene no es atributo común a todos los seres semejantes a él. La visión casual de los genitales femeninos lo inicia en este descubrimiento. Al principio niegan la falta, creen ver el miembro y salvan la contradicción entre la observación y el prejuicio pretendiendo que el órgano es todavía muy pequeño y crecerá cuando la niña vaya siendo mayor. Poco a poco llegan a la conclusión de que la niña poseía al principio un miembro análogo al suyo, del cual fue despojada. La carencia de pene es interpretado como el resultado de una castración, surgiendo entonces en el niño el temor a la posibilidad de una mutilación análoga.
El niño cree que solo algunas personas indignas, culpables probablemente de impulsos ilícitos, análogos a los suyos, han sido despojadas de los genitales. Las mujeres respetables, como la madre, conservan el pene. La femineidad no coincide aún para el niño con la falta de miembro viril.
Sólo más tarde, cuando el niño aborda los problemas de la génesis y el nacimiento de los niños, y descubre que únicamente las mujeres pueden parirlos, es cuando deja de atribuir a la madre un miembro viril.
* Caracteres de la vida sexual infantil: es esencialmente autoerótica (su objeto se encuentra en el cuerpo propio) y sus pulsiones parciales singulares aspiran a conseguir placer cada una por su cuenta, enteramente desconectadas entre sí. El punto de llegada del desarrollo lo constituye la vida sexual del adulto llamada normal; en ella, la consecución de placer se ha puesto al servicio de la función de reproducción, y las pulsiones parciales, bajo el primado de una única zona erógena, formando una organización sólida para el logro de la meta sexual en un objeto ajeno.
Ya en la niñez se consuma la elección de objeto. Los afanes sexuales se dirigen a una persona única, y en ella quieren alcanzar su meta. Este es el máximo acercamiento posible a la conformación definitiva que la vida sexual presentará después de la pubertad.
La diferencia entre la niñez y la pubertad radica en que, en el primero, las pulsiones no están unificadas y subordinadas al primado de los genitales, o lo están de manera muy incompleta.
* Las elecciones de objeto en cada estadio:
Organización pregenital: Oral, Sádico - anal (actividad - pasividad), Fálica (genital masculino - castrado)
Organización genital: Femenino (definido por el objeto, la pasividad y la posesión de la vagina como albergue del pene), Masculino (definido por el sujeto, la actividad y la posesión del pene).
"Conferencia: Freud en el siglo"; Lacan (resumen)
A Freud se le debe el psicoanálisis en tanto método y en tanto doctrina. Al poner en evidencia el papel de los conflictos afectivos y los trastornos del instinto en las neurosis, aportó una contribución de suma importancia a la psiquiatría. Por otra parte, al poner en evidencia el papel del inconciente en todas las manifestaciones de la vida mental, puede decirse que aportó una contribución que supera el marco de las ciencias médicas, y que se aplica al conjunto de las ciencias del hombre.
Nunca se podrá recomendar lo suficiente, a aquellos que frecuentan la literatura analítica, que unan a esa lectura una dosis al menos proporcional de lectura de Freud mismo. Se verá resplandecer la diferencia.
Hay un contraste entre lo que la obra de Freud significa auténticamente y lo que actualmente se ofrece como el sentido del psicoanálisis. El término frustración, por ejemplo, se volvió el leitmotiv de la escuela inglesa (Klein), con todo lo que entraña de abandonismo y relación de dependencia, pero este término está ausente en la obra de Freud. El uso primario de nociones sacadas de su contexto, como la de prueba de realidad, o relación de objeto, el recurso a lo inefable del contacto afectivo y de la experiencia vivida, todo esto es estrictamente ajeno a la inspiración de la obra de Freud.
El psicoanálisis es realmente una manifestación del espíritu positivo de la ciencia en tanto explicativa. Está lo más lejos posible de un intuicionismo, ya que se sostiene en una base teórica, y de tendencias irracionalistas, ya que Freud descubre una razón en el inconciente, el cual se maneja por leyes.
Para volver a colocarlo en su verdadera perspectiva, basta con abrir la obra de Freud y ver el lugar que ocupa en ella cierta dimensión que nunca ha sido adecuadamente destacada. En la “Ciencia de los sueños”, nada hay que se asemeje a esa grafología de dibujos infantiles que terminó convirtiéndose en el tipo mismo de la interpretación psicoanalítica, nada de esas manifestaciones crecientes y decrecientes del sueño despierto. Si a algo se parece, es a un desciframiento. Y la dimensión en juego es la del Significante. Cuando se trata de interpretar, la forma misma de la palabra es absolutamente esencial.
¿Cómo pudo omitirse el papel fundamental de la estructura del Significante? Lo que se expresa en el seno del aparato y del juego del signifícante es algo que sale del fondo del sujeto, su deseo. A partir del momento en que el deseo está capturado por el significante, es un deseo significado. Ha habido fascinación de ese deseo, y se ha olvidado, a pesar de que Freud lo recuerda, el aparato significante.
Freud subraya que la elaboración del sueño es lo que hace del sueño el primer modelo de la formación de síntomas, y esta elaboración se asemeja mucho a un análisis lógico gramatical. La ciencia positiva se distingue, no por la cuantificación, sino por la matematización combinatorio, es decir lingüística, incluyendo la serie y la recurrencia. Este registro es el nivel normal de trabajo freudiano y es el mismo de la lingüística. Encontramos en el fondo de los mecanismo freudianos esas viejas figuras en la retórica. Freud se encontró con la retórica en su práctica médica, cuando tropezó con ese campo donde se ve a los mecanismos del lenguaje dominar y organizar, sin que lo sepa el sujeto, fuera de su Yo conciente, la construcción de ciertos trastornos neuróticos.
La originalidad de Freud es el recurso de la letra. Es la sal del descubrimiento freudiano y de la práctica analítica. ¿Cuál es ese otro que habla en el sujeto, y del cual el sujeto no es ni el amo ni el semejante, cuál es ese otro que habla en él?:
- No basta decir que es su deseo, porque el deseo es libido, cosa que quiere decir deseo desmedido, porque habla. Si los significantes no estuviesen para sostener esa ruptura, esas fragmentaciones, esos desplazamientos, esas trasmutaciones, esas perversiones, esos aislamientos del deseo humano, éste no tendría los caracteres que hacen el fondo del material significativo que el análisis brinda.
- Tampoco basta decir que ese otro es semejante, porque en ese discurso del otro, lo que se cree ser ya no es sujeto sino objeto. Es una función de espejismo donde el sujeto no se encuentra más que como desconocimiento y negación.
Freud enfatizó la teoría del Yo con fines de evitar dos escollos:
El dualismo: hay una especie de manía que consiste en hacer del inconciente otro Yo, en Yo malo, un doble, un semejante simétrico del Yo, cuando, en cambio, la teoría del Yo de Freud está hecha para mostrar que lo que se llama Yo es cierta imagen que se tiene de uno mismo, que proporciona un espejismo de totalidad.
Evitar el espejismo de la famosa personalidad total que es ajena a la función del Yo. La función del Yo es designada principalmente por Freud como análoga en todo a lo que se llama en la teoría de la escritura un determinativo. El determinativo hace entrar en una clase de significaciones algo que ya tiene su individualidad fonética de significante. Pues bien, el Yo es para Freud una especie de determinativo, mediante el cual algunos de los elementos del sujeto son asociados a una función especial que surge en ese momento en el horizonte de su teoría, a saber, la agresividad, considerada como característica de la relación imaginaria con el otro en el que el Yo se constituye por identificaciones sucesivas y superpuestas. Su valor móvil, su valor de signo, lo distingue esencialmente de la entidad del organismo como un todo.
La personalidad total es precisamente lo que Freud distingue como fundamentalmente ajeno a la función del Yo tal como había sido vista hasta entones por los psicólogos.
Hay una doble alienación en el movimiento de la teoría freudiana: está el otro imaginario, o conciencia de sí, pero la unidad del sujeto no puede realizarse en este sentido, ya que el Yo no es el centro organizador del sujeto, él le es profundamente disimétrico. No se puede esperar ni la realización y la unidad del reconocimiento de otro que está capturado con uno mismo en una relación de espejismo.
Está también el otro que habla desde el lugar de uno, ese otro que está en uno, otro cuyo índole es totalmente diferente que la del otro, un semejante.
La técnica de la transferencia está hecha para evitar la relación Yo a Yo, el espejismo imaginario que podría establecerse con el analista. El sujeto no está cara a cara con el analista. Se busca evitar una relación dual, de semejante a semejante.
La técnica analítica deriva de la necesidad de una oreja, de otro oyente. El análisis del sujeto solo puede realizarse con un analista. El inconciente es esencialmente palabra, palabra del otro, y solo puede ser reconocido cuando el otro se lo devuelve a uno.
¿Cuál es el centro de gravedad de descubrimiento freudiano, cuál es su filosofía? ¿Qué dirección indica este retorno a la verdad de Freud? La de un estudio positivo cuyos métodos y curas formas están dadas en la esfera de las ciencias humanas que conciernen al orden del lenguaje, a la lingüística. El psicoanálisis debería ser la ciencia del lenguaje habitado por el sujeto. En la perspectiva freudiana, el hombre, es el sujeto capturado y tomado por el lenguaje. El psicoanálisis nos introduce a la psicología propiamente dicha, es efectivamente una ciencia.
Nunca se podrá recomendar lo suficiente, a aquellos que frecuentan la literatura analítica, que unan a esa lectura una dosis al menos proporcional de lectura de Freud mismo. Se verá resplandecer la diferencia.
Hay un contraste entre lo que la obra de Freud significa auténticamente y lo que actualmente se ofrece como el sentido del psicoanálisis. El término frustración, por ejemplo, se volvió el leitmotiv de la escuela inglesa (Klein), con todo lo que entraña de abandonismo y relación de dependencia, pero este término está ausente en la obra de Freud. El uso primario de nociones sacadas de su contexto, como la de prueba de realidad, o relación de objeto, el recurso a lo inefable del contacto afectivo y de la experiencia vivida, todo esto es estrictamente ajeno a la inspiración de la obra de Freud.
El psicoanálisis es realmente una manifestación del espíritu positivo de la ciencia en tanto explicativa. Está lo más lejos posible de un intuicionismo, ya que se sostiene en una base teórica, y de tendencias irracionalistas, ya que Freud descubre una razón en el inconciente, el cual se maneja por leyes.
Para volver a colocarlo en su verdadera perspectiva, basta con abrir la obra de Freud y ver el lugar que ocupa en ella cierta dimensión que nunca ha sido adecuadamente destacada. En la “Ciencia de los sueños”, nada hay que se asemeje a esa grafología de dibujos infantiles que terminó convirtiéndose en el tipo mismo de la interpretación psicoanalítica, nada de esas manifestaciones crecientes y decrecientes del sueño despierto. Si a algo se parece, es a un desciframiento. Y la dimensión en juego es la del Significante. Cuando se trata de interpretar, la forma misma de la palabra es absolutamente esencial.
¿Cómo pudo omitirse el papel fundamental de la estructura del Significante? Lo que se expresa en el seno del aparato y del juego del signifícante es algo que sale del fondo del sujeto, su deseo. A partir del momento en que el deseo está capturado por el significante, es un deseo significado. Ha habido fascinación de ese deseo, y se ha olvidado, a pesar de que Freud lo recuerda, el aparato significante.
Freud subraya que la elaboración del sueño es lo que hace del sueño el primer modelo de la formación de síntomas, y esta elaboración se asemeja mucho a un análisis lógico gramatical. La ciencia positiva se distingue, no por la cuantificación, sino por la matematización combinatorio, es decir lingüística, incluyendo la serie y la recurrencia. Este registro es el nivel normal de trabajo freudiano y es el mismo de la lingüística. Encontramos en el fondo de los mecanismo freudianos esas viejas figuras en la retórica. Freud se encontró con la retórica en su práctica médica, cuando tropezó con ese campo donde se ve a los mecanismos del lenguaje dominar y organizar, sin que lo sepa el sujeto, fuera de su Yo conciente, la construcción de ciertos trastornos neuróticos.
La originalidad de Freud es el recurso de la letra. Es la sal del descubrimiento freudiano y de la práctica analítica. ¿Cuál es ese otro que habla en el sujeto, y del cual el sujeto no es ni el amo ni el semejante, cuál es ese otro que habla en él?:
- No basta decir que es su deseo, porque el deseo es libido, cosa que quiere decir deseo desmedido, porque habla. Si los significantes no estuviesen para sostener esa ruptura, esas fragmentaciones, esos desplazamientos, esas trasmutaciones, esas perversiones, esos aislamientos del deseo humano, éste no tendría los caracteres que hacen el fondo del material significativo que el análisis brinda.
- Tampoco basta decir que ese otro es semejante, porque en ese discurso del otro, lo que se cree ser ya no es sujeto sino objeto. Es una función de espejismo donde el sujeto no se encuentra más que como desconocimiento y negación.
Freud enfatizó la teoría del Yo con fines de evitar dos escollos:
El dualismo: hay una especie de manía que consiste en hacer del inconciente otro Yo, en Yo malo, un doble, un semejante simétrico del Yo, cuando, en cambio, la teoría del Yo de Freud está hecha para mostrar que lo que se llama Yo es cierta imagen que se tiene de uno mismo, que proporciona un espejismo de totalidad.
Evitar el espejismo de la famosa personalidad total que es ajena a la función del Yo. La función del Yo es designada principalmente por Freud como análoga en todo a lo que se llama en la teoría de la escritura un determinativo. El determinativo hace entrar en una clase de significaciones algo que ya tiene su individualidad fonética de significante. Pues bien, el Yo es para Freud una especie de determinativo, mediante el cual algunos de los elementos del sujeto son asociados a una función especial que surge en ese momento en el horizonte de su teoría, a saber, la agresividad, considerada como característica de la relación imaginaria con el otro en el que el Yo se constituye por identificaciones sucesivas y superpuestas. Su valor móvil, su valor de signo, lo distingue esencialmente de la entidad del organismo como un todo.
La personalidad total es precisamente lo que Freud distingue como fundamentalmente ajeno a la función del Yo tal como había sido vista hasta entones por los psicólogos.
Hay una doble alienación en el movimiento de la teoría freudiana: está el otro imaginario, o conciencia de sí, pero la unidad del sujeto no puede realizarse en este sentido, ya que el Yo no es el centro organizador del sujeto, él le es profundamente disimétrico. No se puede esperar ni la realización y la unidad del reconocimiento de otro que está capturado con uno mismo en una relación de espejismo.
Está también el otro que habla desde el lugar de uno, ese otro que está en uno, otro cuyo índole es totalmente diferente que la del otro, un semejante.
La técnica de la transferencia está hecha para evitar la relación Yo a Yo, el espejismo imaginario que podría establecerse con el analista. El sujeto no está cara a cara con el analista. Se busca evitar una relación dual, de semejante a semejante.
La técnica analítica deriva de la necesidad de una oreja, de otro oyente. El análisis del sujeto solo puede realizarse con un analista. El inconciente es esencialmente palabra, palabra del otro, y solo puede ser reconocido cuando el otro se lo devuelve a uno.
¿Cuál es el centro de gravedad de descubrimiento freudiano, cuál es su filosofía? ¿Qué dirección indica este retorno a la verdad de Freud? La de un estudio positivo cuyos métodos y curas formas están dadas en la esfera de las ciencias humanas que conciernen al orden del lenguaje, a la lingüística. El psicoanálisis debería ser la ciencia del lenguaje habitado por el sujeto. En la perspectiva freudiana, el hombre, es el sujeto capturado y tomado por el lenguaje. El psicoanálisis nos introduce a la psicología propiamente dicha, es efectivamente una ciencia.
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