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jueves, 16 de febrero de 2012

"Introducción al Narcicismo"; Freud (resumen)

“Introducción al narcisismo”; Freud
    Freud había estado usando el término “narcisismo” mucho antes de 1914. Ya en 1909, Freud declaraba que el narcisismo era un estadio intermedio entre el autoerotismo y el amor de objeto.
    El término narcicismo, proviene de la descripción clínica y fue acogido por Näcke en 1899 para designar aquella conducta por la cual cada individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual; vale decir, la mira con complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza la satisfacción plena.  En este cuadro el narcisismo cobra el significado de una perversión que ha absorbido toda la vida sexual de la persona.
    Resultó evidente después a la observación psicoanalítica que rasgos aislados de esa conducta aparecen en muchas personas aquejadas por otras perturbaciones; así ocurre, según Sadger, entre los homosexuales, “se toman a sí mismos como objeto sexual, parten del narcisismo y buscan jóvenes que se le parezcan para poder amarlos como su madre los amó a ellos”. (En Freud en 1910) Surgió la conjetura de que una colocación de la libido definible como narcisismo podría entrar y reclamar su sitio dentro del desarrollo sexual regular del hombre. A la misma conjetura se llegó a partir de las dificultades que ofrecía el trabajo psicoanalítico en los neuróticos pues apareció como si una conducta narcisista de esa índole constituyera  en ellos una de las barreras con que se chocaba en el intento de mejorar su estado. El narcisismo en este sentido ya no sería una perversión, sino el complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación de la que justificadamente se atribuye una dosis a todo ser vivo.
Un motivo para considerar la imagen de un narcisismo primario y normal surgió a raíz del intento de incluir bajo la teoría de la libido el cuadro de la demencia precoz (Kraepelin) o esquizofrenia (Bleuler).
    Los enfermos parafrénicos tienen dos rasgos fundamentales de carácter:
- El delirio de grandeza.
- El entrañamiento de su interés respecto del mundo exterior (personas y cosas). Esto último los vuelve incurables.
    También el histérico y el neurótico obsesivo han resignado (hasta donde los afecta su enfermedad) el vínculo con la realidad. Pero no han cancelado el vínculo erótico con personas y cosas. Lo conservan en la fantasía. Han sustituido los objetos reales por objetos imaginarios de su recuerdo o los han mezclado con estos por un lado, y por otro, han renunciado a emprender las acciones motrices que les permitirían conseguir sus fines en esos objetos. Este estado de la libido se llama introversión.
    Otro es el caso de los parafrénicos. Parecen haber retirado realmente su libido de las personas y cosas del mundo exterior, pero sin sustituirlas por otras en su fantasía. Y cuando esto último ocurre, parece ser algo secundario y corresponder a un intento de curación que quiere reconducir la libido al objeto.
    ¿Cuál es el destino de la libido sustraída de los objetos en la esquizofrenia? El delirio de grandeza, entendido como la amplificación y el despliegue de un estado que ya antes había conducido al yo y así nació una conducta llamada narcisismo. El narcisismo nace por replegamiento de las investiduras de objeto como narcisismo secundario que se edifica sobre la base de otro, primario, oscurecido por múltiples influencias.
    Otro aporte lo proporcionó las observaciones y concepciones sobre la vida anímica de los niños y los pueblos primitivos. Se hallan rasgos que si se presentaran aislados, podrían imputarse al delirio de grandeza:
- Una sobreestimación del poder de sus deseos y de sus actos psíquicos.
- La “omnipotencia de los pensamientos”,
- Una fe en la virtud ensalmadora de las palabras
- Y una técnica dirigida al mundo exterior, la “ magia”, que aparece como una aplicación consecuente de las premisas de la manía de grandeza.

    Es posible decir entonces que Freud parte de la patología para postular la idea de narcicismo.
    En 1911 el descubrimiento  del narcisismo condujo a Freud a establecer (en el Caso Schereber), la existencia de una fase de la evolución sexual intermedia entre el autoerotismo y el amor objetal. El sujeto comienza a tomándose a sí mismo, a su propio cuerpo, como objeto de amor, lo que permite una primera unificación de las pulsiones sexuales. (Laplanche)
    En 1914, en la “Introducción al narcisismo”, introduce el concepto de narcisismo considerando las catexis libidinales. Aludiendo a una especie de principio de conservación de la energía libidinal, Freud establece la existencia de un equilibrio  entre la “libido del yo” (catectizada en el yo) y la “libido de objeto”: cuanto más aumenta una, más empobrece la otra. El yo debe considerarse como un gran reservorio de libido de dónde ésta es enviada hacia los objetos.
    El rodeo por la patología permite a Freud deducir el estado originario de la libido; en particular, el desvío por las afecciones en las que hay una desinvestidura del mundo exterior, acompañada por un completo repliegue del enfermo sobre sí. Freud indaga el destino de la libido retirada de los objetos, basándose en la observación de enfermos esquizofrénicos, los que le parece la mejor respuesta a este interrogante.  Freud postula, tomando como ejemplo el delirio de grandeza, un estado original del yo en el cual éste, investido totalmente por la libido, ponía de manifiesto una omnipotencia absoluta. Ese  estado de omnipotencia del yo define en adelante lo que se llama narcisismo primario. Es un estado primitivo, que se caracteriza por la ausencia de total relación con el ambiente, por una indiferenciación entre el yo y el ello, y su prototipo lo constituirá la vida intrauterina, de la cual el sueño representaría una reproducción más o menos perfecta. El narcisismo designa un estado precoz en el que el niño catectiza toda su libido sobre el mismo. Con narcisismo primario se hace referencia al primer narcisismo, el del niño que se toma a si mismo como objeto de amor antes de elegir objetos exteriores. Tal estado correspondería a la creencia del niño en la omnipotencia de sus pensamientos.
El narcisismo primario es una libidinización primaria del yo. A partir de esta carga libidinal el yo puede investir a los objetos. Freud introduce una diferenciación en la libido de acuerdo a la localización: si está en el yo es libido yoica o narcisista, si está en el objeto es libido objetal.
Con narcisismo secundario designa ese mismo estado cuando reaparece por el retorno al yo de las investiduras de objeto, es decir, designa una vuelta sobre el yo de la libido, retirada de sus catexis objetales. “La libido retirada al mundo exterior ha sido aportada al yo, de manera que aparece una actitud que podemos denominar narcisismo. Pero el delirio de grandeza en sí no es creado de la nada; como sabemos, por el contrario, es la amplificación y la manifestación más clara de un estado que ya había existido antes. Nos vemos entonces llevados a concebir como un estado secundario, construido sobre la base de un narcisismo primario oscurecido por múltiples influencias, a este narcisismo que ha aparecido reintroduciendo las investiduras de objeto”. Esto significaría que el yo constituye el reservorio de la libido, desde el cual ésta se distribuiría sobre  los objetos exteriores, con retorno al lugar de origen si estos objetos no brindan satisfacción.
    El conocimiento del narcisismo puede realizarse a partir de tres vías:
La enfermedad orgánica: la persona afligida por un dolor orgánico y por sensaciones penosas, resigna su interés por todas las cosas del mundo exterior que no se relacionen con su sufrimiento; mientras sufre, retira de sus objetos de amor el interés libidinal, cesa de amar. Así, las dos pulsiones tienen el mismo destino y se vuelven otra vez indiscernibles.
La hipocondría: se exterioriza en sensaciones corporales penosas y dolorosas, pero, a diferencia de la enfermedad orgánica, no tienen su fundamento en alteraciones orgánicas comprobables. Sin embargo, las alteraciones de órgano no faltan, su fundamento es otro.
La vida amorosa del ser humano: los seres humanos tienen abiertos frente a sí dos caminos para la elección de objeto: elección de objeto del apuntalamiento y elección de objeto narcisista; tiene dos objetos sexuales originarios: él mismo y la mujer que lo crió; y, además, se presupone en cada ser humano el narcisismo primario.

- Elección de objeto del apuntamiento: se elige el posterior objeto de amor según el modelo de la madre o sustituto, es decir, la persona que cuidó y protegió al niño. El pleno amor de objeto según el tipo de apuntalamiento es característico del hombre, el cual exhibe una sobreestimación sexual del narcisismo originario del niño; esa sobreestimación da lugar a la génesis del enamoramiento, empobrecimiento de libido al yo en beneficio del objeto.
- Elección de objeto narcisista: se elige el posterior objeto de amor según el modelo de la propia persona, es decir, se buscan a sí mismo como objeto de amor. En la mujer, con el desarrollo puberal, por la conformación de los órganos sexuales femeninos hasta entonces latentes, sobreviene un acrecimiento del narcisismo originario, el cual es desfavorable a la constitución de un objeto de amor. Este es el tipo de elección de objeto narcisista.

    ¿Qué relación guarda el narcisismo, de que ahora tratamos, con el autoerotismo que hemos descrito como un estado temprano de la libido? Las pulsiones autoeróticos son iniciales, primordiales; por tanto, algo tiene que agregarse al autoerotismo, una nueva acción psíquica, para que el narcisismo se constituya.
Freud postula un camino para la evolución de la libido, siguiendo las siguientes etapas:

AUTOEROTISMO    NARCISISMO    RELACIONES DE OBJETO
No hay objeto ni yo    Objeto y yo coinciden    Objeto y yo existen de manera independiente
    Tanto la libido yoica y libido de objeto provienen de un procesamiento de los caracteres íntimos del suceder neurótico y psicótico. La separación de la libido en una que es propia del yo y una endosada a los objetos es la insoslayable prolongación de un primer supuesto que dividió pulsiones sexuales y pulsiones yoicas. Ambos términos indican la relación de la libido con su punto de destino, y no con su punto de partida.
    El supuesto de una separación originaria entre unas pulsiones sexuales y otras, yoicas, viene avalado por muchas cosas y no sólo por su utilidad para el análisis de las neurosis de transferencia.
    Este primer lugar, esta división conceptual responde al distingo popular tan corriente entre hambre y amor, entre pulsiones del yo o de autoconservación y pulsiones sexuales. La energía de las segundas se designa como libido. La nueva subdivisión de las pulsiones sexuales en función de su objeto de catexis se puede visualizar en el siguiente esquema:
    Freud califica el yo como el gran reservorio de la libido, porque la libido, como energía pulsional, tiene su fuente en las diversas zonas erógenas; el yo como persona total, almacena  esta energía libidinal, de la cual es el primer  objeto; pero, a continuación, el reservorio se comporta, respecto a los objetos exteriores, como una fuente, puesto que de él emanan todas las catexis.
    Ideal del Yo, es un término utilizado por Freud en su segunda teoría del aparato psíquico: instancia  de la personalidad que resulta de la convergencia del narcisismo (idealización del yo) y de las identificaciones con los padres, con sus substitutos y con los ideales colectivos. Como instancia diferenciada, el ideal del yo  constituye un modelo al que el sujeto intenta adecuarse.
    “Ideal del yo” Freud lo utiliza para designar una formación  intrapsíquica relativamente autónoma que sirve de referencia al yo para apreciar sus realizaciones afectivas. Su origen es principalmente narcisista: “lo que el hombre proyecta ante sí como su ideal es el substitutivo del narcisismo perdido de su infancia; en aquel entonces él mismo era su propio ideal”. Este estado narcisista, es abandonado, especialmente a causa de la crítica que los padres ejercen acerca del niño. Se observará que ésta, interiorizada en forma de una instancia psíquica particular, instancia de censura y de autoobservación, se distingue, a lo largo de todo el texto, del ideal del yo: ella “observa sin cesar al yo actual y lo compara con el ideal”.
    La incitación para formar el ideal del yo, cuya tutela se confía a la conciencia moral, partió en efecto de la influencia crítica de los padres, ahora agenciada por las voces, y a la que en el curso del tiempo se sumaron los educadores, los maestros y, todas las otras personas del medio.
La institución de la conciencia moral fue en el fondo una encarnación  de la crítica de los padres, primero y después de la crítica de la sociedad, proceso semejante al que se repite en la génesis de una inclinación represiva nacida de una prohibición o un impedimento al comienzo externa. Las voces y esa multitud que se deja indeterminada son traídas ahora a la luz por la enfermedad, a fin de reproducir en sentido regresivo la historia genética de la conciencia moral.
    El desarrollo del yo consiste en un distanciamiento respecto al narcisismo primario y engendra una intensa aspiración a recobrarlo. Este distanciamiento acontece por medio del desplazamiento de la libido a un ideal del yo impuesto desde afuera; la satisfacción  se obtiene mediante el cumplimiento de este ideal.
Simultáneamente, el yo ha emitido las investiduras libidinosas de objeto. El yo se empobrece a favor de estas investiduras así como del ideal del yo, y vuelve a enriquecerse por las satisfacciones de objeto y por el cumplimiento del ideal.
    Si consideramos la actitud de padres  tiernos hacia sus hijos, habremos de discernirlas como renacimiento y reproducción del narcisismo propio. Así prevalece una compulsión a atribuir al niño toda clase de perfecciones y a encubrir y olvidar todos sus defectos. Pero también prevalece la proclividad a suspender frente al niño todas esas conquistas culturales cuya aceptación hubo de arrancarse al propio narcisismo, y a renovar a propósito de él la exigencia de prerrogativas a que se renunció hace mucho tiempo. El niño debe tener mejor suerte que sus padres, no debe estar sometido a esas necesidades objetivas cuyo imperio en la vida hubo de reconocerse. Enfermedad, muerte, renuncia al goce, restricción de la voluntad propia no han de tener vigencia para el niño, las leyes de la naturaleza y de la sociedad han de cesar ante él, y realmente debe ser de nuevo el centro y el núcleo de la creación.
    Su majestad el bebé. Debe cumplir los sueños, irrealizados deseos de sus padres; el varón será un grande hombre y un héroe en lugar del padre, y la niña se casará con un príncipe como tardía recompensa para la madre. El punto más espinoso del sistema narcisista, esa inmortalidad del yo que la fuerza de la realidad asedia duramente, ha ganado su seguridad refugiándose en el niño. El conmovedor amor parental, tan infantil en el fondo, no es otra cosa que el narcisismo redivivo de los padres, que en su transmudación al amor de objeto revela inequívoca su prístina naturaleza.

Agregado: relaciones entre Autoerotismo y Narcisismo y Su majestad el Bebe.
    Freud sostiene que el YO no está presente desde el comienzo en el individuo sino que tiene que constituirse, es decir, para que el Yo se constituya es necesaria una carga libidinal.
    En este sentido dice que las pulsiones autoeróticas son primordiales, iniciales y que por lo tanto tiene que agregarse al autoerotismo una nueva instancia psíquica (el YO) para que el Narcisismo se constituya (en el autoerotismo las pulsiones son parciales, cada una se autosatisface en su zona erógena; en cambio en el Narcisismo se necesita una unidad hacia la cual la libido pueda dirigirse y en la cual pueda satisfacerse. Por ello se constituirá el YO como primer objeto a investir libidinalmente, Narcisismo 1º).
    El Yo no esta dado de entrada cuando llegamos al mundo, sino que este se constituye, pero no lo hace por el simple paso del tiempo, sino que algo debe ocurrir ¿Que es esto? Que haya una carga libidinal, en entonces, un proceso libidinal el que permite que el yo se constituya…ahora de donde viene esta libido? Si llamamos narcisismo primario a la libido concentrada en el yo ¿antes donde estaba esta libido? 
    Esa libido no esta originariamente en el niño, sino que proviene de los padres, más precisamente, del narcisismo de los padres, narcisismo que alguna vez fue primario en los padres y que con el paso del tiempo va dejando de ser narcisismo, dejando de ser libido yoica para empezar a ser libido objetal, que puede cargar a los objetos del mundo. Así, el niño bebe se convierte para los padres en el objeto fundamental del mundo, el niñito es para los padres “su majestad el bebe”. “Su majestad el bebé” según Freud es la imagen del bebé que los padres forman atribuyéndole características de perfección, idealizándolo, colocándolo en una posición en la que no se enfrenta con ningún tipo de restricción, en un lugar ajeno a las leyes de la sociedad, de la cultura. Los padres fantasean que ese hijo no va a vivir las penurias que ellos vivieron, que va a tener una vida sin sufrimiento y que va a lograr lo que ellos no pudieron y de algún, mediante este movimiento los padres transfieren su narcisismo al niño (hay algo del narcisismo que permite relacionar una generación con otra). Lo que se traslada es ficticio e ideal, pero igualmente, el yo necesita necesariamente de eso para poder constituirse.
    Dicho movimiento es interesante porque coloca en el lugar del hijo un ideal, los padres piensan que la vida del hijo va a ser ideal comparada con la vida de ellos, pero a la vez ese ideal que trasladan el hijo es la imagen del propio Yo de ellos cuando eran chiquitos, si se tiene en cuanta lo que dijo Freud, que lo que estos padres proyectan es su propio narcisismo: “…Cuando yo fui chiquito mis padres me idealizaron, después yo no logre ser eso en la vida pero tuve hijos y los idealicé. Es como si esos ideales se fueran transmitiendo de generación en generación y junto con ellos una cierta carga libidinal que hace que este ideal adquiera un valor a los ojos de la generación anterior y hasta a veces a los ojos de toda la familia…”.
    Luego el yo del niño va trasladando esa libido a los distintos objetos del mundo, los va catetixando, los va libidinizando, es decir, cuanta más libido se pone en el mundo menos libido hay en el Yo, llegando al punto extremo del enamoramiento (que seria la contrapartida de la megalomania). Ese momento en el cual ante el valor otorgado a el objeto amado el Yo queda totalmente empobrecido. Por eso Freud habla de “servidumbre  amorosa” en el sentido de que el Yo se coloca en el lugar de siervo antes el objeto adquiere este valor totalmente libidinizado.
    Así es como comienza a formarse el YO (Yo ideal). Freud señala que esta actitud de los padres responde al renacimiento y reproducción de su propio Narcisismo 1º, el cual tuvieron que abandonar cuando atravesaron el Complejo de Edipo. Como consecuencia del CE se vieron obligados a  someterse a las leyes de la cultura y en su Yo se produjo una escisión: el Yo infantil va a ser conservado en la instancia psíquica Ideal del Yo (aspiraciones, lo que quisiera ser y ya no es: el centro del universo, el mejor del mundo) y a partir de ese momento el Yo va a ser comparado con ese ideal.

Libido del Yo   
- Narcisismo primario.
- No hay ligadura.
- Autoerotismo.
- Libido estancada.
- Localizaciones narcisistas de la libido (puntos de fijación, marcas).
- Lo real; lo no simbolizado.   

Libido de Objeto
- Narcisismo secundario.
- Hay ligadura.
- Investidura de objetos externos.
- Circuito libre.
- Orden del deseo.

13 comentarios:

  1. Me gustó el resumen! Me dejo mucho más clara!! Gracias :)

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  2. Muchas gracias por los comentarios. No contesté antes porque no sabía que podía hacerlo. Sólo cree este blog para subir mis resumenes y compartirlos...se usarlo lo mínimo e indispensable. Saludos!

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  3. Acabas de Salvar mi vida !!! tengo un parcial el Lunes sobre este tema, no tenía claro los conceptos hasta que leí esto y mi mente se abrió, vuelvo a respirar jaja. Muchas Gracias

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  4. SIIIIII KE BUENO ME RE SIRVIO A PLENO, GRACIAS!!

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  5. Esta muy bueno tu resumen, muchisimas gracias, es todo lo que avance, pero muy claro, excelente!

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  6. Agradecida, tengo solemne la otra semana y la verdad no tenia claridad. Gracias¡¡¡

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  7. Esta es la Introducción. Esto no es un resumen.

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  8. Muy buen resumen, claro y conciso. Graciaaasss

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  9. Gracias buen resumen tengo que entregar un reporte sobre esa lectura

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